viernes, 22 de julio de 2011

Canciones oscuras | Canciones que evocan

Me quedé
con la sal de Maligno,
con la voz desgarrada
y la mano impía escribiente.

Los emeiles obscenos,
escritos en agonía,
lejanos en América
en fría tarde de Ñuñoa.

Me quedé a medio escribir
una carta de preguntas
a la destinataria que cambió su dirección
y no me avisó.

La soñé por las calles,
con su marido,
con sus hijos,
en bicicleta
y Ñuñoa estaba quebrada
en diminutos pedacitos

Las veredas tiesas
se agrietaron.
Yo iba a hablar de poesía,
¿o de que otra cosa se podía?

Ñuñoa atemporal,
con plaza, bancos y palomas
El que vende la poesía barata
Los que votan a derecha
Los que hacen crucigramas
Las perras que fumaban.

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