Brisa
Primero vino la ola. Nadie la vio. Luego, se transformó en una marea multicolor. Vi algunos cuerpos; entre ellos el de Marie. Quise llorar, pero sólo logré cerrar los ojos. Y entonces, pude sentir la última brisa de agosto.
Sudor
Le llamé desde la esquina y vino rápidamente. No le pregunté el nombre, apenas alcanzamos a decirnos hola. Nos besamos violentamente y comencé a sentir un leve sudor en aquella zona que mi padre no me deja pronunciar.
Toalla
Se estiró sobre la toalla y el marido se llevó a las niñas a dar paseo por la orilla. A los pocos minutos, cogió un cigarrillo, lo encendió y se puso en posición de ataque. Me miró de reojo y abrió las piernas para que yo pudiera ver como deslizaba sus dedos, disimuladamente.
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