lunes, 15 de noviembre de 2010

En la oficina

Lo que más me gusta de mi jefa, es el delicado movimiento de su cabeza cuando asiente. Me dice que sí, casi a todo.

- Tienes toda la razón dear; aunque es una pena que tengas marido...

Terminamos la reunión, ella se mira en el espejo para arreglarse la blusa y yo me retoco los labios. Cerramos la sala; mañana volveremos a reunirnos para hablar de un cliente cualquiera.