martes, 15 de diciembre de 2009

QVO VADIS?

Esta mañana me desayuné una entrevista a S. Piñera, candidato de la derecha a la presidencia de Chile, otra a Hilde F. Johnson, directora ejectiva de Unicef y una pequeña columna de Rosa Montero sobre el drama de Aminetu Haidar. Fueron tres textos elegidos un poco al azar, que hablaban de tres personas que poco tienen que ver la una con la otra. Sin embargo, como seres humanos que son (y soy), tienen objetivos, metas, vocaciones y la necedad que les ronda.


Hace poco tiempo, tuve el privilegio de escuchar a Aminetu durante un concierto. Era la gira Moving de Macaco. Fue el día 30 de octubre a eso de las 23.00 hrs. Fue aplaudida y vitoreada por su lucha. La mujer habló sólo unos minutos. Explicó a que venía, sencilla, directa. Y luego se marchó. Días después se supo que estaba en el aeropuerto de Lanzarote sin escapatoria. No la querían en España ni en Marruecos.

Ahora, la mujer se desvanece por culpa de la necedad de los políticos. Se extingue a si misma como la última de sus protestas. O como dice Rosa Montero en su columna "se está inmolando lentamente". La necedad tiene una cola muy larga y cuando se mueve se lleva por delante a quien sea.


Por otra parte, en la entrevista a la directora ejecutiva de Unicef, el periodista pregunta si no se derrumba cada vez que visita Africa. Hilde responde, que muy por el contrario, siempre vuelve (a N.Y.) con más fuerza. Y es que según cuenta, desde 1999 Unicef salva a 10.000 niños diariamente de una muerte segura por el hambre. Dice que sufre el "Mal de Africa": una vez que vas, no puedes dejar de volver.

Y ya se sabe lo que pasa en Africa. Corrupción a borbotones, tráfico de armas, diamantes y quizás cuanta cosa más. Supongo entonces, que el asunto aquí, es peor que la necedad política. Es un contintente excesivamente castigado. Fustigado.

Hilde va y viene. Tiene propósitos. Bastante nobles creo yo. Aunque luego se permita decir en la entrevista, que hubiese preferido beber champagne durante la comida en vez de vino, pero que no era muy acorde con el tema de conversación. Necedad de no cerrar la boca.

Ahora, la cuestión que más me inquieta y me estristece está relacionada con el último personaje: Sebastián Piñera, empresario, dueño de un canal de televisión, accionista mayoritario de una gran compañía aérea y otros negocios.

Este hombre, que esquiva su pasado de manera hábil, dejando en las profundidades algunos escándalos por fraude en un banco de Talca y compra de acciones con información privilegiada, infriengiendo las leyes del Estado. Este hombre de derecha que se desmarca de la derecha radical y de Pinochet. Que se dice contrario "al gobierno de Pinochet", como si youtube no tuviera en sus anales un video en el que se muestra ofendido por la detención del "general" en Londres. Cómo si los chilenos no alienados con su vapuleado "Cambio" no supieramos de sus juegos sucios hacia su compañera de partido Evelyn Mathei durante la carrera parlamentaria. El, hombre de principios y de valores. Hombre que se deshace en promesas para erradicar la delincuencia. Hombre que evadió a la justicia por obra y gracia de la Ministra Madariaga. El, hombre de gran fortuna pecuniaria. Una fortuna de 1.200 millones de doláres, que se dice "clase media". El, hombre que promete acabar con la desigualdad de las clases sociales. El mismo.

Luego de pasearme un poco por estos personajes, veo la necedad en todas partes. En los políticos y reyes que poco les importa la muerte de una mujer. La necedad de Hilde que no puede callarse la boca. Y lo más preocupante, la necedad de ese 44% de votantes que quiere para Chile a un ser tan despreciablemente falso como Piñera.